Fotogalería: Óscar Sánchez
Oaxaca, Oax.- En miles de hectáreas de tierras, aparece el agave espadín, tobalá y el coyote. Y siempre, en sus campos azulados, hombres y mujeres que perforan sus pencas y extraen un elixir único, considerado el alcohol más perfecto del mundo: el mezcal.
La siembra, corta, molienda, cocción y doble destilado es ancestral: en olla de barro o artesanal, así como en alambique de cobre. Por cada rincón de Oaxaca, se destila la bebida desde cinco generaciones atrás.
El agave es una obra de arte hecha por las manos de artesanos y de comunidades que desde la antigüedad lo utilizaban en ceremonias religiosas y para bendecir al campo.
Primero se corta el agave, las piñas obtenidas se cosen con fuego, una vez cocidas se pasan a la molienda y se dejan fermentar para proceder con la destilación.